Gasol es dueño de una carta astral que había anunciado todo lo que ha ido sucediendoEl universo ha vuelto a dar pie con bola. El destino de Pau Gasol cumplió con un capítulo más de un guión divino, contundente e inabarcable. Sus elevadas cotas de talento e inteligencia nunca han necesitado demasiado de impulsos del azar salvo aquel viernes 1 de febrero del año pasado, día en el que un traspaso le hizo recalar en Los Angeles Lakers. Su camino estelar sincronizó el paso con otras vías destellantes y privilegiadas como las de Kobe Bryant, Phil Jackson y Derek Fisher. Entonces Gasol inyectó una nueva dosis de adaptación al medio.
Su mezcla desenfadada de aire playero, su barba y su pelo largo y rubio a la brisa y al salitre respondían a las influencias hippies, progres y californianas de los Lakers sin perder su aire francés de educación, su carácter alemán de cumplimiento y su porte italiano de seductor de conciencias.
Kobe Bryant fue el primer convencido. Phil Jackson le descubrió a los pocos meses. Para el entrenador de los 10 anillos, Gasol se reveló como una mina de baja explotación sobre la que había que trabajar de modo intenso. Había que saturarlo con misiones, partidos, trabajos de precisión e intendencia, a veces con el mantenimiento y en otras ocasiones pidiéndole la firma y el sello.
Ha sido el mejor ala-pívot de la temporada y ha tenido 22 partidos de play-offs para convencer a tanto ateo de su competitividad. En la final contra Orlando Magic, toda la prensa estadounidense, del New York Times al USA Today, se puso a sus pies y él, desde arriba, escucha mejor. Desmintió a Superman porque el elefante tiene cuatro patas (Dwight Howard) y una memoria que te aplasta (Pau Gasol). No hubo rincón de la pista no explorado por el de Sant Boi, resuelto a la hora de defender en el mismo partido a Rashard Lewis, uno de los mejores triplistas de la liga y a Howard, el ogro de las zonas de la NBA.
Gasol ha vivido la final como un recreo. Se le veía disfrutar entrenando y hablando con la prensa, con un sentido lúdico de la alta tensión propio de los elegidos. En el último partido de la temporada, arrasó a Howard con suavidad imperceptible, demoliendo con cuidado, con paciencia arrolladora. Gasol es un artesano sin escrúpulos, dueño de una carta astral que había anunciado todo lo que ha ido sucediendo. En menos de un mes cumplirá 29 años junto al Mediterráneo. Con el anillo a buen recaudo y en chanclas seguirá recibiendo en el móvil mensajes de madrugada por parte de Kobe
Bryant, solicitando secuelas.
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