lunes, 17 de mayo de 2010

Grandes NBA que estuvieron en equipos europeos Solo Basket.com

Ralph Sampson en Málaga (Foto: Mariano Pozo)En la década de los 80, la experiencia NBA, por pequeña que fuera, era ya un lábel de calidad para cualquier jugador norteamericano que llegase al baloncesto europeo. La etiqueta NBA vendía mucho, y si encima se trataba de un jugador que había logrado el anillo de campeones, aunque su participación no hubiera pasado de testimonial o muy marginal, entonces el glamour y la aureola mágica que rodeaba a la nueva estrella aumentaba muchos grados. Larry Spriggs, Reggie Johnson, Joe Meriweather, Abdul-Jeelani... muchos fueron los ex NBA que llegaron a España durante esa época, pero ninguno de ellos había pasado, como mucho, de mero hombre de rotación o de refresco en su experiencia en la mejor liga del planeta. En este nuevo Historias de Solo(Basket) no nos vamos a referirnos a este perfil de jugador, sino a aquellas verdaderas estrellas de la galaxia NBA que recalaron en Europa en la parte final de su carrera. Jugadores de gran peso específico en la liga norteamericana que, por distintos motivos, decidieron ganar sus últimos dolares en el baloncesto del viejo continente.
En los 80 fue Italia la receptora de jugadores de este calibre. Por aquel entonces, la Lega era, con mucho, la mejor liga de Europa, donde se movían los grandes presupuestos y se daban los fichajes más altisonantes. La primera estrella NBA que recaló en el pallacanestro fue nada más y nada menos que Spencer Haywood. Medalla de Oro en las Olimpiadas de 1968, MVP y Rookie del año en la ABA en 1979, 4 veces All-Star de la NBA, 2 veces elegido en el Quinteto Ideal de la NBA y ganador del anillo con los Lakers en la temporada 1979-80, dejó precisamente la liga profesional norteamericana tras ganar el anillo para fichar por el Carrera de Venecia en el verano de 1980. Su última temporada en los Lakers había sido realmente accidentada: adicción a las drogas, serios rifi-rafes con el coach Paul Westhead (se habla incluso de que planeó la muerte del entrenador) y con los propios compañeros (Magic evitó que Haywood recibiera el anillo de campeón, anillo que le sería entregado un lustro después)... vamos, el peor momento de su carrera. En Venecia, este ala-pívot de 2.03 de estatura y 31 años coincidiría con un jugador mítico en la historia del basket europeo, Dragan Dalipagic. Aparentemente, su relación profesional con el astro balcánico no fue del todo mala. El norteamericano promedió unos buenos 23.5 puntos y 10.4 rebotes por encuentro en la Lega y su equipo alcanzó la final de la Korac, en la que se enfrentó al Joventut de Manel Comas. Los badaloneses se llevarían aquella final marcada por la canasta de Joe Galvin que forzó la prórroga. Haywood acabaría el partido con 30 puntos. Comenzaría en el país transalpino la temporada 1981-82, pero dejaría plantado al equipo veneciano para volver a la NBA, cerrando con un sonoro portazo su experiencia italiana.
Spencer Haywood frente a Joventut en la Final de la Korac de 1981:

Toda una leyenda NBA recalaría en Milán en 1986. Se trataba de Bob McAdoo. Esta máquina anotadora de 2.06 de estatura dejaba toda una larga carrera de 15 temporadas en la NBA, en la que cosechó éxitos como el galardón de Rookie del año en 1973, el MVP de la temporada 1974-75, 5 All-Stars disputados y los anillos de 1982 y 1985 para recalar a los 35 años en el Olimpia Tracer de Milán. En el equipo transalpino cumpliría un ciclo de ensueño. Formando en pista un quinteto de veteranos completamente inolvidable (Mike D´Antoni, Roberto Premier, Bob MacAdoo, Ricky Brown y Dino Meneghin) se alzaría con la Copa de Europa (actual Euroliga) en las ediciones de 1987 y 1988 (en esta última fue nombrado MVP de la F4), además de 2 ligas italianas e, incluso, una Copa Intercontinental. Dejó Milán en 1990, apurando sus últimos años de profesional con Filanto Forli (1990-92) y Teamsystem Fabriano (1992-93), retirándose a los 41 años. No bajó en ninguna temporada de los 20 puntos anotados de media, acabando con unos promedios de 27.3 puntos y 9 rebotes por encuentro en sus 7 temporadas en Italia. Dejó una huella imborrable en aquel pais.
Tracer de Milán Vs Aris en la F4 de 1988:
  En ese mismo año de 1986 llegaría al pallacanestro otra auténtica leyenda de la NBA, nada más y nada menos que George Gervin. Anotador implacable y elegante, un genio del baloncesto que fichaba por el Banco di Roma en el verano de aquel año. A los 34 años, este alero de 2.01 de estatura dejaba atrás una brillante carrera en la ABA, primero, y en la NBA, después. 4 veces máximo anotador de la liga, 9 veces All-Star en la NBA (otras 3 en la ABA), MVP en 1980 y miembro del Quinteto Ideal en 7 ocasiones, nombrado uno de los mejores 50 jugadores de la historia de la liga en el 50 cumpleaños de la NBA... nunca un hombre con tan impresionante curriculum había jugado hasta entonces en un equipo europeo. Su temporada en Roma no fue espectacular, pero sus números no fueron nada desdeñables: 26.1 puntos y 5 rebotes por encuentro.
Tras la temporada 1986-87, Gervin regresaría a USA para caer en un pozo sin fondo, en la drogadicción. Tras un par de años oscuros, regresó al basket profesional en la CBA. De ahí pegó el salto al modesto TDK Manresa de la ACB. Eran mediados de la temporada 1989-90 y un George Gervin de 37 años (para 38)  llegaba al club catalán para intentar salvarlo del descenso. Muy tocado físicamente, pero con su talento intacto, The Ice Man lograría un promedio de 25 puntos anotados en los 17 partidos que disputó en la fase regular. Posteriormente, subió su rendimiento en las series por la permanencia, donde se echó el equipo sobre sus espaldas. Sus 34 puntos de media en los 7 partidos disputados en la post-temporada fueron vitales para la salvación del TDK.
A finales de la década aterrizaría en la Lega otro ilustre de la NBA, el gran Micheal Sugar Ray Richardson. Llegado a la NBA en 1978, concretamente a los Knicks, este base de 1.95 de estatura tardó muy poco en destacar. Así, en su segunda temporada lideraría la competición en asistencias y robos de balón.  Su carrera iba viento en popa (sumó 4 presencias en el All-Star hasta 1985) hasta que las drogas se cruzaron en su camino. En 1986 fue suspendido a perpetuidad por la liga; se le concidió en 1988 otra oportunidad, pero no superó los test correspondientes. A los 33 años se tuvo que plantear buscarse nuevas perspectivas en su carrera, que estaba en la cuerda floja. Optó por cruzar el charco en 1988 para firmar por la Knorr de Bolonia. En Italia encontraría un lugar adecuado para desarrollar lo que le restaba de su carrera. En Bolonia, junto con hombres como Gallinari, Coldebella, Brunamonti o Gus Binelli, completaría 3 exitosas campañas (sus mejores números los firmó en la temporada 1989/90: 24.6 puntos, 8.1 rebotes y 2.3 asistencias por encuentro), logrando 2 copas de Italia y la Recopa de 1990 (teniendo como rival en la final al Real Madrid). Tras recaer en la drogradicción y ser sancionado por la Lega, volvería al pallacanestro en la temporada 1992-93, firmando con el Baker Livorno (donde, por cierto, coincidiría con Zan Tabak). Allí disputaría 2 campañas, retirándose en 1994 con 39 años cumplidos. Retornaría en 1998, para jugar una temporada en Forli y despedirse definitivamente del basket, ya con 45 años, de nuevo en Livorno. Una larga, duradero y tempestuosa carrera la de este gran talento cuya mala cabeza nos permitió disfrutar de su juego en Europa.
El gran Micheal Ray Richardson con la camiseta del Baker Livorno:

Artis Gilmore sería otro de los nombres de leyenda que llegarían a la Lega en los últimos años de la década de los 80. Este gigante de 2.18 de estatura, que lo había sido todo en la ABA (5 veces All-Star, MVP y Rookie del año en la misma temporada) y que también había triunfado en la NBA (6 veces All-Star), apuraba sus últimas energías en el baloncesto transalpino, fichando para la temporada 1988-89 con el Arimo de Bolonia. A los 39 años (y camino a los 40), Artis no estaba para muchos trotes. Sus números no fueron especialmente descollantes para lo que se le exigía a un extranjero en aquella época (12.3 puntos, 11 rebotes y 1.7 tapones), pero su actitud fue la de un profesional en toda regla.
Otro popular jugador NBA que desembarcaría en el baloncesto transalpino durante esta época 80 sería Darryl Dawkins, más conocido como Baby Gorilla o Chocolate Thunder, tanto por su corpachón como por su contundencia al ejecutar los mates. La carrera de este pívot de 2.11 de estatura estuvo marcada por las lesiones, que le dejaron fuera de la NBA en 1989, a la edad de 32 años. Aprovechó la oportunidad para seguir jugando al baloncesto en Europa, fichando por el Ipifim de Torino. Tras 2 temporadas en Torino, jugaría también en Milán y Forli, ofreciendo siempre un rendimiento más que decente (19.2 puntos y 10.1 rebotes de media total en su experiencia transalpina). Dejaría la Lega en 1994, cumplidos ya los 37.
Incluso podía ser y merecía ser mencionado el nombre de Swen Nater, un jugador nacido en Holanda que completó una buena carrera en la ABA y la NBA gracias a su gran capacidad reboteadora. Con 34-35 años, concretamente en la temporada 1984-85, seguiría demostrando su ferocidad en la lucha en la pintura en el Australian Udine, promediando 17.2 puntos y 13.6 rebotes. El FC Barcelona lo intentó fichar la siguiente temporada, pero Nater se echó atrás en el último momento, aduciendo que "Dios le había aconsejado no tomar el avión destino a Barcelona para fichar por el club de la Ciudad Condal"...
A Mike Mitchell, como a Swen Nater, no le rodeaba el glamour de estrella NBA de los anteriormente mencionados, pero era un jugador muy respetado en la liga americana, dada su capacidad innata para anotar desde cualquier posición. Una vez All-Star (1981) y superando la veintena de puntos de promedio en 7 de sus 10 campaña en la NBA, fichó en el verano de 1988 por el Filodoro Brescia. Ahí comenzaría una segunda y dilatada carrera profesional para Mitchell, ya que disputaría nada menos que 10 temporadas en la Lega. Entre los 32 y 42 años, pasaría por Brescia, Napoli y Reggi Emilia, dejando su impronta de feroz anotador, superando en 4 campañas los 30 puntos de media por encuentro. Un jugador muy recordado en la Lega.
En los 90, el goteo de ex-estrellas NBA que recalarían en el basket del viejo continente sería mayor. Italia sería el destino principal, pero se le uniría tambien Grecia. En el caso de la ACB, el número de jugadores de este nivel en llegar a nuestra liga sería más modesto. Sin embargo, el caso español cuenta con uno de los casos más llamativos; el del fichaje de Ralph Sampson por el Caja de Ronda de Málaga. Sampson era un jugador de 2.24 de estatura con un talento para el basket innato. Lejos del estereotipo de gigante lento y torpe que se dedica a intimidar en la zona, Sampson era un jugador total; dominaba el balón, tenía visión de juego, excelentes condiciones atléticas y un tiro en suspensión efectivo. El prototipo de jugador del siglo XXI. Durante muchas temporadas formó con Olajuwon las torres gemelas de los Rockets de Houston, franquicia que llegaría a las finales de la NBA en 1986 (en las que caerían ante los todopoderosos Celtics). Este rookie del año en 1984 y MVP del All-Star en 1985 sufriría una prematura decadencia por culpa de sus lastimadas rodillas. Tras salir de los Rockets en 1988, vagaría por la liga durante varios años hasta recalar en Málaga en enero de 1992. A sus 31 años, Sampson era, prácticamente, un ex jugador. Sus rodillas estaban literalmente destrozadas (tenían que extraer jeringuillas llenas de sangre de esta articulación). Su estancia en Málaga solamente duró 8 encuentros, donde sus registros alcanzaron unos pobres 7 puntos y 6.7 rebotes. Su actitud no fue la de un divo, ni mucho menos (hablan muy bien de él en Málaga), pero su estado físico era simplemente lamentable.
A nuestra liga también llegaria, ya muy veterano, el pívot titular de los Mavericks de los Aguirre, Blackman, Harper y compañía  James Donaldson (2.18 de estatura). Una vez All-Star (1988) y considerado un buen jugador defensivo, reboteador e intimidador, Donaldson, con un pasaport británico bajo el brazo, recalaba en el Caja San Fernando en la temporada 1996-97. Con 39 años cumplidos, el ex NBA presentaba una movilidad muy limitada y sus condiciones físicas era muy precarias. Apenas alcanzaría los 3.5 puntos y 3.6 rebotes por encuentro. Con todo, su carrera profesional aún se alargaría un par de temporadas más, con una aparición, superados los 40 años, en el Breogán de Lugo de LEB.
James Donaldson con Caja San Fernando:

En el verano de 2000, el Barça daría la campanada con el fichaje del pívot de origen libanés Rony Seikaly, que a los 35 años llegaba al club catalán para erigirse en el lider de la plantilla. Tras una dilatada y exitosa carrera en la NBA, Seikaly quería probar suerte en un país que conocía muy bien gracias a su amigo Bertín Osborne. Pero no encajaría en el club, sobre todo por su mala relación con Aito, poco amante de los jugadores estrellas. Tras disputar 3 partidos de ACB, con promedios de 15.3 puntos y 8 rebotes, dejaría el club echando pestes del técnico madrileño. De forma indirecta, la marcha del ex NBA dejaría las puertas abiertas a la explosión del joven Pau Gasol. Lo que son las cosas.
Un caso realmente curioso fue el de la llegada de Terry Teagle a Fuenlabrada en la primavera de 1995. El equipo fuenlabreño disputaba por aquel entonces la EBA (segunda división del baloncesto nacional en ese momento). Teagle era un escolta anotador de 1.96 de gran reputación en la NBA. Pasó por Pistons, Rockets y Warriors hasta que recaló en los Lakers en 1990 por expreso deseo de Magic Johnson (Magic aceptó una disminución de su ficha para poder asumir la contratación de Teagle). Tras acabar su etapa en la NBA, pasó, entre otros equipos, por la Benetton de Treviso, club con el que disputó la final de la Euroliga de1993, en la que el equipo transalpino cayó al el Limoges de Boza Maljkovic. Con 34 años (a punto de cumplir los 35) recalaba en este modesto club español para sorpresa de propios y extraños. Y estuvo a punto de llevar a Fuenlabrada hasta la ACB. Sin embargo, una reacción violenta, un auténtico cruce de cables, le hizo ser descalificado en un encuentro clave para lograr el ascenso a la máxima competición del basket español. Su equipo perdió y se esfumó el gran sueño.
Volviendo a Italia, en los primeros años de la década de los 90 se viviría una auténtica fiebre por la contratación de ex estrellas NBA. Así, en la temporada 1991/92 llegarían al pallacanestro 2 de los mejores anotadores de la NBA en la pasada década; Alex English (Depi Napoli) y Adrian Dantley (Breeze Milano).
El elegante Alex English, máximo anotador de la década de los 80 en la NBA, dejaba atrás 15 temporadas en la liga profesional americana, en las que, entre otros hitos, había logrado ser 8 veces All-Star y 2 veces máximo anotador de la temporada. Un tirador de seda, English llegaba a Italia con 37 años largos y con la intención de apurar sus últimos meses como jugador profesional. Coincidió en Napoli con otro super anotador, Walter Berry (que curiosamente, llegó a mitad de temporada para sustituir a Cliff Robinson, no confundir con Clifford Robinson, un destacado ala-pívot en la NBA durante los 80, que superó durante su carrera los 10.000 puntos y 5.000 rebotes). Mientras que este casi llegó a los 30 puntos anotados por encuentro, English se quedó en unos modestos 14.3 puntos y 4.7 rebotes de media. Esta sería su única temporada en el viejo continente.
Adrian Dantley, uno de los jugadores más infravalorados de la historia de la NBA, había cubierta una gran ciclo en la liga profesional americana: Rookie del año en 1977, 6 apariciones en el All-Star Game, 2 veces máximo anotador de la liga, una aparición en las series finales formando parte de los inolvidables Bad Boys... Un jugador poco carismático, espectacular y estético, pero tremendamente inteligente y efectivo en la pista. A pesar de no superar el 1.96 de estatura y de no ser precisamente un atleta de primer nivel, se manejaba a la perfección en las cercanías del aro. Con 35 años firmó con el Breeze Milano, completando una buena campaña, con promedios de 26.7 puntos y 5.6 rebotes.
Dominique Wilkins
 con la camiseta de Panathinaikos
Parecidas condiciones, aunque un escalón por debajo, reunía Reggie Theus. 2 veces All-Star, Theus era un base-escolta anotador, acostumbrado a brillar en franquicias modestas de la liga (Bulls pre-Jordan, Kings...). En 1991, dejaría Estados Unidos para embarcarse en una corta experiencia en el basket europeo. Con 34 años, ficharía por Ranger Varese, hinchándose a anotar (27.5 puntos de media) gracias a su gran calidad ofensiva. A nivel colectivo, Varese se libró del descenso de forma muy apurada. Otro anotador bien conocido en Europa por su destreza a la hora de lanzar desde el perímetro que pasó por Italia fue Graig Hodges. No era un jugador de gran peso en la NBA, pero sus 3 victorias consecutivas (1990, 1991 y 1992) en el concurso de triples del All-Star le catapultaron a la primera plana de los medios de comunicación especializados. Su paso por el país transalpino fue realmente efímero, tan solo 8 partidos con Clear Cantú en la temporada 1993/1994 (con 33 años cumplidos). En esos pocos encuentros dejó su impronta de gran tirador, anotando casi 21 puntos por encuentro con un gran 54.5% en tiros de 3 puntos.
La entrada del emporio Il Messaggero en la Virtus de Roma supuso una auténtica revolución. Un nuevo rico había llegado a la Lega. Y los rutilantes fichajes no se hicieron esperar. Primero (en la temporada 1989/90) fueron Danny Ferry y Brian Shaw, todo un número 2 del draft y un joven y prometedor jugador en la NBA respectivamente. Después llegarían varias viejas glorias de la liga americana. En la temporada 1990/91 el elegido sería el mítico Michael Cooper, el especialista defensivo y buen lanzador exterior de los Lakers del Showtime. Cooper, que en aquel entonces contaba con 34 años ya cumplidos, hizo pareja extranjera con Dino Radja. La aportación de Coop no pasó de discreta, promediando 15.9 puntos (con un buen 46 % en los triples), 5.7 rebotes y 1.8 asistencias. Al año siguiente sería el chico más malo de los Bad Boys de Detroit el que aterrizaría en Roma para formar con Radja una temible pareja interior. Nos referimos a Ricky Mahorn. Uno de los jugadores más duros y temibles de toda la NBA llegaba a la Lega con 33 años, dispuesto a cumplir con las expectativas creadas. Su estado físico no era el mejor, pero su rendimiento no sería nada malo (15.8 puntos y 9.9 rebotes), siendo una pieza fundamental en un equipo que se alzó con la Korac de 1992. Al año siguiente comenzó la temporada en Roma, pero a poco de dar inicio la campaña, fue expulsado por una grave falta disciplinaria. Dicen las malas lenguas que fue una excusa buscada por el propio jugador para poder regresar a la NBA.
Otro equipo transalpino pujante en esta época fue la Benetton de Treviso. Durante buena parte de la década de los 90, el equipo de Treviso realizaría grandes fichajes mediáticos como el de Tony Kukoc o Vinnie Del Negro. Entre los jugadores contratados a bombo y platillo se incluiría el de un espectacular alero anotador con una dilata carrera en la NBA, nos referimos al afamado Orlando Woolridge. Tras 13 temporadas en la NBA, promediando en 4 de ellas por encima de los 20 puntos por encuentro, participante en el concuros de mates del All-Star, con pasos por franquicias como Bulls, Nets, Lakers, Nuggets o Pistons, este jugador con pedigrí aterrizaba en Treviso en la temporada 1994-95, con 35 años. Su rendimientos sería excelente, alcanzando los 20.2 puntos y 5.2 rebotes. A nivel colectivo, compartiría vestuario con una gran plantilla, donde destacaban nombres como los de Naumoski, Rusconi o Pittis. Aquella temporada, la Benetton se haría con la Copa Saporta, la Copa de Italia y caería en la final de la Lega frente a la potente Buckler de Bolonia. Precisamente sería la escuadra boloñesa el siguiente destino de Woolridge. Con la Buckler seguiría garantizando unas muy buenas prestaciones (18.4 puntos y 5.9 rebotes por encuentro), pero no lograría ningún titulo colectivo en aquella temporada 1995-96. Ahí pondría punto y final a su dilatada carrera.
Woolridge en acción con la Benetton:
 En esta década se vivió el auge económico del baloncesto griego. Los nuevos ricos como Panathinaikos y Olympiacos, además de otros equipos pujantes como Aris, Panionios o Paok realizarían durante este periodo auténticos fichaes mediáticos.
Tarpley en su 
época griega
Una de las primeras estrellas en llegar a Grecia fue Roy Tarpley. Mejor Sexto Hombre de la Liga en la temporada 1987-88 y un jugador básico en los Mavericks de los Blackman, Aguirre y compañía, esta máquina reboteadora de 2.11 de estatura tuvo que dejar prematuramente la NBA por motivo de sus problemas con las drogas. Fue expulsado de la liga en 1991. Tras vagar por la CBA, aceptó una oferta del Aris de Salónica para la temporada 1992-93. Con 28 años aterrizaba en Europa. Con Aris ganaría la Copa de Europa (antigua Recopa) en 1993. La siguiente temporada ficharía por Olympiacos. Haría una gran pareja de extranjeros con Zarko Paspalj y los del Pireo llegarían a la Final de la Euroliga, donde caerían ante el Joventut. Probaría de nuevo con los Mavs, pero sus problemas con el alcohol le llevarían a ser expulsado de manera definitiva de la liga. Tras esta circunstancia, volvería a Grecia, concretamente al Iraklis, para empezar un largo periplo por equipos griegos, chipriotas y rusos,  hasta finalizar su carrera en las ligas de desarrollo norteamericanas ya entrado en los 40. A propósito de sextos hombres, en el país heleno aterrizarían también un par de excelentes jugadores de la NBA cuya característica principal era que, no formando parte del quinteto inicial, fueron hombres clave en las franquicias en las que jugaron:
El primer nombre es el de Thurl Bailey, un 2.11 muy polivalente y pieza fundamental de los Jazz de Utah en los primeros años de Stockton y Malone en la franquicia. A pesar de salir desde el baquillo, su media de minutos en pista rondaba los 30 y sus números llegaron a alcanzar casi los 20 puntos de media anotados en un par de temporadas. Tras 11 temporadas en la liga, y con 33 años, dejó la NBA para fichar por el Panionios de cara a la temporada 1994-95. Tras esta primera y positiva experiencia en Europa, se trasladaría a Italia donde jugaría 2 temporadas en el Polti Cantú y otra en el Stefanel de Trieste. En 1998, ya con 37 años, dejaría el basket del viejo continente.
 El segundo nombre es el del montruoso anotador Eddie Johnson. Johnson era un alero de 2.01 con un mortífero tiro, especializado en revolucionar los partidos desde el banquillo y capaz de llegar a la treintena de puntos anotados en poco más de 20 minutos de juego. Una vez elegido como mejor sexto hombre de la liga (1989), pasaría por un sin fin de franquicias, como los Kings, Sonics, Suns o Hornets hasta aceptar en 1994 una suculenta oferta del Olympiacos. Con 35 años, Johnson se embarcaba en una nueva aventura que duraría tan solo una temporada. Sin embargo, le daría tiempo a dejar su impronta de anotador. Una magnífica actuación suya ante Panathinaikos permitiría a los del Pireo jugar la final de la Euroliga de 1995, donde caerían ante el Madrid de Sabonis. Después de esta campaña griega, regresaría a Estados Unidos para estirar su carrera otros 4 años más.
La gran actuación de Eddie Johnson en las semifinales de la Euroliga:


Precisamente el eterno rival de Olympiacos, Panathinaikos, sería el club en llegar a las primeras planas de los medios de comunicación por sus fichajes galácticos. El más llamativo sería el de, nada más y nada menos, Dominique Wilkins. Un legendario jugador de la NBA, 9 veces All-Star, anotador implacable y compulsivo, conocido en el mundo entero por sus espectaculares acciones, llegaba a Grecia en 1995 (35 años) de la mano del conjuto ateniense. Este espectacular fichaje obtuvo su premio. Su rendimiento durante la temporada fue bastante discutido, pero, a la hora de la verdad, fue clave en la obtención de la Euroliga de 1996, cuya final es de infausto recuerdo para los aficionados del Barça por aquel tapón ilegal de Vrankovic a Montero. Tras esta temporada, Wilkins regresa a Estados Unidos, para volver a aterrizar en Europa, concretamente a TeamSystem Fortitudo Bolonia, en 1997. A sus 37 años, promediaría 17.8 puntos y 7.3 rebotes por encuentro, protagonizando un bonito duelo en la final de la Lega con la Virtus de Bolonia liderada por Predrag Danilovic. El alero serbio llevaría a la victoria a los suyos tras anotar un impresionante 3 + 1 en el quinto y definitivo partido de las series finales.
Wilkins en acción en la Final 4 de la Euroliga de 1996:

Danilovic gana la liga para la Virtus en una jugada increible realizada sobre el marcaje de Wilkins:

 Por el Panathinaikos también pasaría en la temporada 1997-98 Byron Scott, el escolta titular de los Lakers de Magic, Worthy Jabbar. Tras toda una vida en la NBA y después de lograr 3 anillos de campeón, daría sus últimos pasos (contaba ya con 36 años) en el profesionalismo en el club heleno. Al equipo ateniense llegó una temporada antes  John Salley. Apodado "La Araña", formó parte de los Pistons que ganaron el anillo en 1989 y 1990. Discreto jugador (destacaba por su capacidad taponadora, merced a su 2.11 de estatura y su gran envergadura) era popular por su carácter mediático y sus apariciones en películas y series de TV. Se retiró prematuramente, pero los cantos de sirena procedentes de Grecia le hicieron regresar al basket a los 32 años. Su papel en Panathinaikos no pasó de muy discreto.
El AEK de Atenas también daría su golpe mediático en la temporada 1994-95, haciéndose con los servicios de Rolando Blackman. El escolta panameño contaba por aquel entonces con 35 años y dejaba atrás un carrera de 13 temporadas en la NBA, en las que llegó a ser 4 veces All-Star, formando parte de los Mavericks que pusieron en más de un apuro a los Lakers de Magic a mediados de los 80. Este elegante tirador aún disputaría una temporada más en Europa, ya que ficharía por el Stefanel de Milán de cara a la temporada 1995-96. Con la escuadra italiana se iría a los 14.9 puntos de media, y lograría el título de Liga, siendo pieza fundamental en una plantilla en la que destacaban nombres del calibre de los de Fucka, Bodiroga o Gentile.
Por su parte, Iraklis se traería a su estrella NBA particular, Xavier McDaniel. Sería en la temporada 1995-96, con un McDaniel con 32 años y una carrera NBA cuesta abajo, después de haber brillado en sus primeras temporadas con los Sonics (Dale Ellis, Tom Chambers y McDaniel formaba un trío mágico en el equipo de Seattle), lo que le valió ser All-Star en 1988. Su paso por Grecia solamente duró una campaña, volvió a la NBA para acabar 2 temporadas más tarde su carrera pro.
Entre el resto de jugadores veteranos que de la NBA saltaron a la liga griega, podíamos mencionar a Scott Skiles, base blanco con gran reputación pasadora (ostenta el récord de asistencias en un partido con 30, logradas en diciembre de 1990) que jugó en el PAOK en la temporada 1996-97.
Fuera de las grandes ligas europeas encontramos otros casos llamativo, como, por ejemplo, el de Tom Chambers. El alero de 2.08 que fue MVP del All-Star de 1987 y protagonista de uno de los mejores mates jamás realizados en la NBA fichó por Maccabi de Tel-Aviv en 1995, contando ya con 36 años. Su rendimiento fue muy decepcionante, destacando, en lo negativo, un horrible partido de Euroliga que completó en el Palau, haciendo un triste 0/14 en tiros de campo. Turquía sería el primer destino europeo de un jugador realmente especial, Mahmoud Abdul-Rauf. Tan buen jugador como peculiar y diferente sería el base titular de aquellos bravos y pujantes Nuggets de los 90. Su carrera en la NBA acabaría prematuramente, tal vez, motivado por su forma de ser, pensar y sus creencias religiosas. En la temporada 1998-99 ficharía, con 29 años, por Fenerbahce, para pasar posteriormente por Rusia (Ural Great), Italia (Roseto), Grecia (Aris) o Arabia Saudí (Al Ittihad).
Una vez llegado el nuevo siglo, esta tendencia ha cambiado. Los mejores jugadores europeos se marchan a la NBA, algunos regresan posteriormente con suculentos contratos en Europa (Nachbar, Garbajosa, Kleizas) e, incluso, los grandes equipos del viejo continente pugnan por algunos buenos jugadores de la NBA, como por ejemplo el caso de Josh Childress. Europa ya no es el gran cementerio de elefantes de la NBA, ese destino puede ser en estos momentos China, donde por un buen puñado de dolares y con la mínima exigencia continúan jugando al basket ex-estrellas como Stephon Marbury. En España, uno de los últimos casos significativos ha sido el de Robert Pack, fichado por Pamesa Valencia en febrero de 2004. Pack era un base con una dilatada experiencia NBA (13 temporadas), en la que fue conocido por sus espectaculares mates y por ser el seexto hombre de aquellos inolvidables Nuggets que dieron la campanada en los Play-Offs de 1994, eliminando a los favoritos Sonics en primera ronda. Sus números alcanzaron los 10.8 puntos, 2.2 rebotes y 2.3 asistencias.

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