jueves, 23 de septiembre de 2010

Noticias de la NBA 23/09/2010

LOS HEAT ESTÁN NEGOCIANDO EL FICHAJE DEL VETERANO Y MASTODÓNTICO PÍVOT

Los 'Beach Boys' de LeBron buscan más kilos, músculos y centímetros con Dampier

  • · Ilgauskas y Dampier podrían formar una de las parejas de 'cincos' más grande y pesada de la NBA · El lituano es un buen tirador y un jugador muy técnico, mientras que el estadounidense destaca por su intimidación y defensa


Los 'Beach Boys' de LeBron James, Dwyane Wade y Chris Bosh no dejan de menear el árbol de mercado por si cae algún fichaje que complete una plantilla auténticamente de ensueño.
Pat Riley se está moviendo con agilidad en el mercado, y a parte de sus tres grandes estrellas en su momento los Heat lograron renovar al cotizado Udonis Haslem y fichar a dos agentes libres de primer nivel como el tirador Mike Miller y el gigante lituano Zydrunas Ilgauskas, pero 'Mr. Gomina' no se contenta.
El 'South Florida Sun-Sentinel' asegura que Erick Dampier, que acaba de ser despedido de los Charlotte Bobcats por motivos económicos, está en negociaciones con la franquicia de Miami.
El mastodóntico pívot de 35 años, 2,13 m. y cerca de 120 kg. firmaría por el contrato mínimo para un jugador de su experiencia.
La pasada temporada promedió 6 puntos y 7,3 rebotes por partido en Dallas, unos números muy interesantes para un jugador que puede formar una rotación de pívots muy temible junto a Ilgauskas (2,21 m. y 118 kg.).
Hasta el momento el único que se les ha escapado a los Heat es Stephon Marbury, que prefiere seguir su aventura china.


repasamos la vida del polémico genio del baloncesto

Allen Iverson, la pequeña respuesta rebelde

  • Su madre Ann dio a luz con sólo 15 años y se vio a educarle en solitario · El joven Allen lideró a Bethel al campeonato estatal de 'football' y de basket · Daily Press le nombró jugador del año en High School en ambos deportes · Una pelea de índole racial en una bolera le llevó a juicio · Pasó cuatro meses en un centro correcional · A su salida, tenía decidido que se decantaría por el basket · El miércoles, Parte 2 (Georgetown y entrada en la NBA)


Nunca fue un chico corriente porque su vida nunca se pudo catalogar de normal. Una vida que comenzó el 7 de junio de 1975 en Hampton, Virginia. Ann Iverson tenía sólo 15 años cuando dio a luz al hijo que había concebido junto a Allen Broughton. Aunque el bebé recibió el nombre de su padre, éste pronto se desentendió de su cuidado.
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Ann Iverson tenía sólo 15 años cuando dio a luz al hijo que había concebido junto a Allen Broughton. Aunque el bebé recibió el nombre de su padre, éste pronto se desentendió de su cuidado
Ann afrontó en solitario la educación del pequeño Allen. Para poder darle de comer trabajó en una cadena de montaje en ‘Avon Modas’ y como empaquetadora en una fábrica de ropa. Pero había épocas en las que el dinero no llegaba a casa simplemente porque no había trabajo. Para más desazón, la casa había sido construida sobre el sistema de alcantarillado de la ciudad y cada vez que los tubos explotaban, las aguas residuales invadían el piso de los Iverson.
La situación era insostenible y, ya de niño, Allen tuvo que decantarse por el camino del baloncesto con un claro objetivo: ganar dinero con el que alimentar también a su hermana pequeña. Si no conseguía vencer en los partidos en los que participaba, no había para comer.
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Daily Press le nombró jugador del año en High School (1992): "Lidera la lista de jugadores cuando se trata de discutir sobre su talento. Tiene una velocidad explosiva"...
"Hubo momentos en que Allen no sabía cuándo sería la próxima vez que podría sentarse ante un plato de comida”, recuerda Mike Bailey, el entrenador de Iverson en el Instituto Bethel de Hampton. "Estaba ante un muchacho que no podía bañarse porque no tenía agua corriente”, añade.
La figura paterna
Y llegó ‘papá’, como llamaba Allen a Michael Freeman, el novio de su madre. El idilio de Michael con la familia Iverson sufrió varios paréntesis, los provocados por sus continuas visitas a la cárcel durante la adolescencia de su ‘hijastro’. Desde 1991 hasta 1996, Freeman fue condenado dos veces (y puesto en libertad condicional otras dos) por “posesión de cocaína con intención de distribuir”.
Iverson recuerda aquella etapa. "Siento todo el tiempo que estuvo en la cárcel porque fue por nosotros. No podía soportar vernos vivir de esa manera. Salió a la calle e hizo lo que tenía que hacer”, justifica.
El deporte como vía de escape
Los chicos que padecen una adolescencia complicada suelen escudarse en el deporte como método de evasión. Pero Allen iba más allá. Era consciente de las enormes cualidades que reinaban dentro de su cuerpo menudo y de apariencia frágil y buscó explotarlas para conseguir una vida mejor: la que se le había negado desde el momento de su nacimiento.
Iverson era un privilegiado técnico y también físico, pese a que su aspecto endeble quisiera garantizar lo contrario. Sin apenas oposición, asumió el liderazgo del equipo de fútbol americano de su Instituto. Y es que Allen llevaba practicando este deporte desde que tenía ocho años. Sus cualidades eran evidentes.
Como ‘quaterback’ de Bethel dirigió a su equipo a conquistar el campeonato del estado de Virginia en 1992 (División 5). Tras semejante logro, su hiperactiva elocuencia, la misma que definiría toda su vida profesional, le llevó a asegurar que su ‘High School’ sería campeón estatal también en baloncesto. Con él como protagonista. Nadie daba crédito a aquel acto de soberbia gratuito.
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Steve James sobre el incidente de la bolera. "La gente dijo había causado más división entre la comunidad de negros y de blancos en Hampton que cualquier otro suceso desde el asesinato de Martin Luther King"
Dicho y hecho. Tres meses más tarde, Bethel se alzó con el título dentro de la división AAA. Iverson había cumplido su promesa y lo había hecho desde el dominio absoluto sobre sus rivales ya que había firmado el mejor año de la historia por un jugador del grupo AAA, promediando 31,6 puntos por partido.
Associated Press lo tuvo claro: nombró a Iverson el jugador del año dentro de su división en ambos deportes. No era para menos. 'Daily Press' le designó como ‘su’ jugador del año' de ‘football’ en 1992. Así lo describía:
"Iverson como ‘quaterback’ lanzó sobre 1.423 yardas con 14 touchdowns como resultado. Iverson como ‘runner’ recorrió 781 yardas logrando 15 touchdowns. Iverson como ‘kick returner’ anotó cinco touchdowns, cuatro patadas de despeje. Iverson como ‘defensive back’ capturó ocho pases’.
Y esta es la valoración que Daily Press le dedicó cuando le otorgó el mismo honor para el basket:
"Tal vez el mejor base de Instituto de toda la nación. Llevó a los Bruins a su primer título estatal, al de la ‘Eastern Región’ y al de ‘Peninsula District’. ... Él lidera la lista de jugadores cuando se trata de discutir sobre su talento. Tiene una velocidad explosiva, gran capacidad de salto y amplía su distancia en los triples hasta la distancia de la NBA”. Todo ello en su tercer año en el ‘High School’.
Pero a Iverson el destino le tenía escondida una piedra que interponer en su meteórica carrera deportiva.

Cuando vienen mal dadas…
El 14 de febrero de 1993 (San Valentin), Allen acudió con unos amigos a la bolera de Hampton, donde, según los presentes aquella noche, estuvieron armando bastante escándalo hasta que otro grupo, todos ellos blancos, les recriminó su actitud. El resultado se tradujo en una gigantesca pelea tras la cual Iverson fue acusado de golpear con una silla a una mujer dentro del marco de una ‘lucha racial’. Nadie resultó herido de gravedad. Allen fue condenado a 15 años de cárcel, a pesar de tener sólo 17 años.
El cineasta Steve James, también nacido en Hampton, estrenó el pasado mes de abril ‘No Crossover’, un documental sobre la repercusión, juicio incluido, de este incidente. Iverson se negó a colaborar con James, quien, por otra parte, da su versión de lo ocurrido en 1993. "Él era muy popular. Pero junto a esto, había una corriente subterránea que sostenía que Allen Iverson era un atleta arrogante. ... Muchas personas pensaban así (sobre todo en la comunidad blanca, pero no exclusivamente en ella)“, puntualiza.
James va más allá. "La gente dijo que este caso había causado más división entre la comunidad de negros y de blancos en Hampton que cualquier otro suceso desde el asesinato de Martin Luther King", asegura. "Y esto fue sólo una pelea de bolera, en la que, básicamente, tres o cuatro personas sufrieron heridas menores”, señala.
Fuera como fuera, Iverson pasó cuatro meses en el ‘Newport News City Farm’, un centro correccional en Newport News, Virginia. Transcurrido ese tiempo, el gobernador del estado, Douglas Wilder, le indultó. En 1995, el Tribunal de Apelaciones de Virginia anuló la condena en por insuficiencia de pruebas.
Allen siempre se declaró inocente. “¿Qué estuve partiendo cabezas a la gente con sillas en una bolera en la que todos allí saben quien soy y pienso que no pasa nada? ¡Están locos! ¿Y que clase de hombre sería para golpear a una mujer en la cabeza con una maldita silla? Podían haber dicho al menos que golpeé a algún maldito hombre”, alegaba.
Pero no olvida. "Tuve que aplicar la situación de estar en la cárcel como algo positivo. Cuando entras allí, alguien ve algo débil en ti, y todos se quieren aprovechar de ello. Yo nunca mostré ninguna debilidad. Me mantuve fuerte todo el tiempo hasta que salí."
Tratando de olvidar
Corría diciembre de 1993. Mientras que su hijo estaba en prisión,
Ann fue a ver a John Thompson, entrenador del equipo de baloncesto de Georgetown
. "Ella fue la razón por la que ayudé a su hijo," admite Thompson.
Ya en la primavera de 1994, John visitó a Iverson en el Hampton's Richard Milburn High, una escuela que acoge a alumnos en situación de riesgo o a estudiantes que ya habían abandonado la escuela secundaria. El encuentro entre ambos fue suficiente para persuadir a Allen de que Georgetown era la mejor opción para proseguir sus estudios, beca mediante.
Iverson se había decantado por el basket. El ‘football’ ya formaba parte del ayer, un pasado no muy lejano pero sí bastante exitoso. ¿Fue la decisión acertada? Dennis Kozlowski, entonces su técnico en Bethel de la opción descartada, evoca aquellos años junto al grandioso atleta. "Nos dimos cuenta de que una vez que le hacíamos llegar el balón podía pasar de todo, casi siempre en beneficio nuestro".
La otra cara de la moneda. Mike Bailey, entrenador en el Instituto del ‘deporte preferido’, el mismo que le ha visto alcanzar la gloria como profesional, no tiene más que palabras de elogios hacia el eléctrico Allen. "Cada vez que volvía del verano, regresaba hecho un mejor jugador. A veces los niños se quedan atrapados en lo que han hecho y no miran hacia delante. Siempre tenía la cabeza puesta en que un reto más grande le aguardaba en el futuro y que era capaz de cumplirlo”.

Allen Iverson, la pequeña respuesta rebelde

  • En Georgetown, donde empezó a ser conocido como 'The Answer', fue el líder de un equipo entrenado por su admirado John Thompson · 'Rookie del año' en su primera temporada en la NBA en Philadelphia · Renovación multimillonaria y amago de traspado en los años postariores · La llegada de Brown, inicio de conflicto · El jueves, parte 3 (El año casi perfecto y la resaca posterior)

CARLOS BALBOA 22/09/10 - 15:59.
Universitario
Iverson pronto respondió a las expectativas que había levantado a su llegada a Georgetown. En su temporada de novato ('95), explotó en el ‘Big East’ promediando 20,4 puntos y 4,5 asistencias, siendo además el líder en robos de balón en la conferencia. Fue nombrado ‘rookie’ del año en la Big East y también Jugador Defensivo de la temporada, mientras conducía a los ‘Hoyas’ a un récord de 22-10, hasta llegar a los ‘NCAA Sweet 16’.
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"De niño yo no era un fan de Goergetown, era un fan de John Thompson". Iverson lo conocía todo sobre su técnico, incluso el régimen 'militar' que imponía éste a sus jugadores
Su complicidad con John Thompson era total, hasta el punto de considerarle su mentor. El propio Iverson no tiene impedimento alguno en afirmar que "de niño yo no era un fan de Georgetown, era un fan de John Thompson". Lo conocía todo sobre su técnico, incluso el régimen 'militar' que imponía éste a sus jugadores y que, en principio, podía chocar con el carácter de Allen. Nada más lejos de la realidad.
Su segunda campaña en Georgetown superó a la primera. Fue uno de los máximos anotadores universitarios de la nación (25 puntos por partido), pero ello no implicó que su juego se definiera egoísta (4,7 asistencias por encuentro). Por supuesto, volvió a liderar la conferencia en robos de balón.
Dado que su figura era omnipotente, pronto se le empezó a conocer como 'The Answer', la respuesta a todos los problemas de los 'Hoyas' en la pista. De hecho, de su época en el 'college' procede el primero de sus tatuajes (el único que lucía antes de llegar a la NBA): un bulldog con su nuevo apodo coronándolo.
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De su época en el 'college' procede el primero de sus tatuajes (el único que lucía antes de llegar a la NBA): un bulldog con su nuevo apodo coronándolo
Iverson continuó acaparando elogios, debido a que consiguió mejorar el récord del equipo hasta el 29-8 en la temporada regular, alcanzando la ‘Elite 8’ de la NCAA. La imagen del de Hampton con una camiseta corta debajo del uniforme oficial de su Universidad comenzó a hacerse un hueco en las retinas de los aficionados al basket.
Fue nombrado como uno de los integrantes del ‘All-American Team’ y recibió de nuevo el honor de Jugador Defensivo del Año en la ‘Big East’. En la fase final de la NCAA Allen se convirtió en una estrella nacional al promediar casi 28 puntos por partido en sus dos temporadas en Georgetown.
Tras ganar la medalla de oro en los Juegos Mundiales Universitarios del 95 junto a jóvenes prometedores como Ray Allen, Kerry Kittles, y Austin Croshere, el pequeño base ya había decidido que su ciclo universitario tocaría a su fin al concluir su segundo año en el ‘college’. Se convirtió, de esta forma, en el primer jugador en abandonar Georgetown antes de tiempo (Victor Page sería el siguiente).
Se come la Liga
La irrupción de Iverson en la NBA, como no podía ser de otra forma, fue bestial. Philadelphia le escogió en el número 1 del ‘Draft’, depositando en él todas sus esperanzas de devolver la grandeza a una franquicia en decadencia.
A partir de ese momento, Allen también se presentó como ‘The Answer’ en su nueva ciudad: la respuesta a todos los males de los Sixers. Aunque tiempo lo costó justificar ese apodo, eso sí, siempre en cuanto a rendimiento colectivo se refiere.
Su primera temporada entre los profesionales (1996/1997) rayó la excelencia individual. 23,5 puntos, 7.5 asistencias, 4.1 rebotes y 2‘1 robos por encuentro. Casi nada. Si se le suma que ante Cleveland se convirtió en el primer novato en lograr 50 puntos, la herencia se hace aún más rica. Evidentemente, fue designado ‘Rookie del año’. Pero su `puesta en escena no significo el adiós de Philadelphia a las catacumbas de la Liga. 22-60 fue el paupérrimo récord que firmaron los de Pennsylvania.
Al curso siguiente, la situación no se tornó más halagüeña. Se lograron nueve victorias más (31-51), insuficientes para devolver la ilusión a Philadelphia. Procedente de Indiana había llegado Larry Brown con el objetivo de enderezar el rumbo del equipo. Una campaña tardó en guiar a los Sixers a playoffs.
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“He entrenado a Reggie Miller, Danny Manning, Bobby Jones, Billy Cunningham, Dan Issel, y David Thompson," decía Larry Brown. “Pero nunca me he enfrentado a un reto como él”
Y lo hizo de la mano del genial Iverson, quien conquistó en la 98/99 el primero de sus cuatro títulos como máximo anotador de la NBA. Sus 26’8 puntos por partido le valieron también para ser incluido en el quinteto ideal de la temporada del ‘lock out’. Los Sixers firmaron un 28-22 que auguraba una recuperación inmediata.
En la postemporada cayeron ante los Pacers en semifinales de Conferencia (4-0), tras haber eliminado a Orlando. Brown se convirtió en el primer técnico de la historia en llevar a playoffs a seis franquicias diferentes. Allen, por su parte, lo dio todo en la pista (44 minutos por encuentro) hasta alcanzar los 28’5 puntos de promedio.
Sueldo de acorde a su status
Antes de su primera visita a los playoffs, Iverson había firmado un contrato de seis años de duración a razón de 70 millones de dólares en total. Philadelphia reiteraba así que los designios del club estaban supeditados al buen hacer de su jugador estrella en la cancha.
En la 99/00, Allen trató de acreditar cada uno de los ceros que figuraban en su salario. Fue elegido por primera vez (luego llegaría otras diez ocasiones, todas ellas consecutivas) como All Star. Además, fue el único jugador además de Shaquille O’Neal que recibió algún voto en la elección del MVP, que acabó conquistando el pivot de los Lakers.
El de Hampton logró 28’4 puntos por choque en la Liga Regular, comandando a los Sixers hasta un récord de 49 victorias por 33 derrotas. En los playoffs, Iverson promedió 26’2 puntos, 4’8 asistencias, cuatro rebotes y 1’3 robos por partido, con un máximo de 40 puntos en el primer partido de primera ronda en Charlotte el 22 de abril de 2000. En la siguiente eliminatoria, Indiana (a la postre finalista) volvía a poner tierra de por medio (4-2).
Incompatibilidad de caracteres y punto de inflexión
Toda la confianza que la franquicia le había otorgado a Allen ofreciéndole un mega contrato estuvo a punto de romperse en el verano del 2000. El acuerdo con los Pistons estaba hecho: Iverson se iría a jugar a Detroit en una multi operación por la que Eddie Jones, Glen Rice, y Jerome Williams llegarían a Philadelphia.
El traspaso se redujo a cenizas debido al comportamiento de un inesperado protagonista. Matt Geiger, también incluido en el trato, dejó claro que no iba a renunciar a 5 millones de dólares para acompañar a su líder hasta Michigan.
Larry Brown parecía tener la sartén por el mango en la relación amor-odio (mucho más de lo segundo que de lo primero) que mantenía con Iverson. “He entrenado a Reggie Miller, Danny Manning, Bobby Jones, Billy Cunningham, Dan Issel, y David Thompson," decía el técnico neoyorkino. “Pero nunca me he enfrentado a un reto como él”. La rebeldía de Allen volvía a situarle ante una prueba de fuego: la de jugar a las órdenes de un hombre que le veía casi como un enemigo.
Las 49 victorias cosechadas, labradas la mayoría de ellas gracias a la aportación anotadora de Iverson, no eran excusa para que Brown se olvidara de lo extradeportivo. "No pensé que podríamos continuar conviviendo”, revelaba el veterano entrenador.
"Siempre he sentido que, a su manera, Allen trataba de ganar. Mis problemas con él siempre ha surgido por situaciones fuera de la cancha (no acudir a los entrenamientos, o cuando sí venía, no hacerlo con la mentalidad suficiente o si ganas de participar”), añadía. Incluso iba más allá. "Él siempre me decía que hacía todo lo posible por ganar, y sus compañeros de equipo lo sabían, pero yo trataba de explicarle que sus aspectos negativos eran superiores a los positivos”.
Propósito de enmienda
‘The Answer’ conocía de primera mano que su actitud le había ocasionado que Brown, hubiera propuesto (y casi culminado) un nuevo camino para su carrera profesional. Además, su técnico se encargaba de airear su descontento cada vez que tenía oportunidad de hacerlo. Iverson buscó dentro de sí mismo y simplemente decidió que era hora de cambiar.
“No sé si estaba avergonzado porque el entrenador Brown dijo públicamente que faltaba a los entrenamientos o que él se enfadó por los rumores de traspaso", manifestaba Pat Croce, propietario de los Sixers, agregando que él no deseaba desprenderse de Iverson, "Sin embargo, Allen respondió comprometiéndose en varias cuestiones, incluyendo la de querer ser capitán. Aseguró que había fastidiado sus primeros 24 años de vida, pero ya que había cumplido 25, iba a ser un hombre nuevo”.

repasamos la vida del polémico genio del baloncesto (Parte 3)

Allen Iverson, en el año casi perfecto (y la resaca)

  • 2001: Allen fue MVP, jugador más valioso también en All Star, Brown fue elegido entrenador del año, Mutumbo mejor defensor y Mckie, mejor sexto hombre · Sólo los Lakers (en la Final) pudieron con los Sixers en el camino hacia el título (4-1) · Memorable primer encuentro de 'The Answer' (48 puntos) · En 2003 Brown rompió la relación amor-odio con el base y se marchó a Detroit · El viernes, parte 4: nuevos aires y el adiós

CARLOS BALBOA 23/09/10 - 16:14.
El año casi perfecto
La redención surtió efecto. Durante la temporada 2000-01, Iverson lideró a su equipo a ganar en los diez primeros partidos de Liga Regular, y fue nombrado titular en el All-Star Game, donde ya ganó el MVP. Los Sixers registraron un récord de 56-26, el mejor de la Conferencia Este. AI promedió un récord personal hasta entonces de 31’1 puntos, ganando su segundo título de máximo anotador. Fue además, el mejor ‘ladrón’ de la competición con 2’5 robos por noche.
Pero el premio de los premios lo recibió una vez finalizada la ‘Regular Season’. Conquistó un MVP más que merecido y, consecuentemente, formó parte del primer quinteto de la Liga. Brown también obtuvo su recompensa: fue elegido como entrenador del año. Y dos compañeros suyos tampoco se quedaron atrás. Mutombo recibió su cuarta designación como defensor del año y Aaron Mckie fue el mejor sexto hombre.
En los playoffs, los Sixers vencieron a los Pacers (3-1) en la primera ronda, tomándose cumplida venganza de lo acontecido en los dos años anteriores. Vince Carter se plantó con su Raptors en las semifinales del Este. La serie se fue a los siete partidos. En el quinto, Allen deleitó a su público con 52 puntos en una actuación magistral. En el séptimo y definitivo, el ex de North Caroline erró un último tiro que, de entrar, habría mandado al traste todas las aspiraciones de Philadelphia.
En la Final de Conferencia, los Sixers vencieron a los Bucks de Cassell, Allen y Robinson, también en siete encuentros, hasta avanzar así a su primera final de la NBA desde 1983. Como en aquel año, esperaban los Lakers, que, a imagen y semejanza de lo ocurrido 18 años atrás, defendían título.
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El primer choque, disputado en el Staples Center, cayó del lado de los de Pennsylvania (107-101), haciendo estériles los 44 puntos y 20 rebotes de Shaq. En mayor medida, debido a una colosal actuación del ‘3’ Sixer que se fue hasta los 48 puntos
Rozando la gloria
Pero, a diferencia de lo que Dr.J y Moses Malone sí consiguieron, Iverson se quedó en el intento. Los angelinos, capitaneados por un brutal O’Neal fueron demasiado para los candidatos del Este.
Y eso que el primer choque, disputado en el Staples Center, cayó del lado de los de Pennsylvania (107-101), haciendo estériles los 44 puntos y 20 rebotes de Shaq. En mayor medida, debido a una colosal actuación del ‘3’ Sixer que se fue hasta los 48 puntos (30 en la primera mitad).
En el recuerdo, la imagen de Iverson sorteando a un Tyronn Lue que yacía en el suelo tras una magistral suspensión. El menudo base había sido el arma oculta de Jackson para frenar el torrente anotador de la estrella virginiana. Y casi lo consiguió, ya que Allen sólo consiguió tres puntos desde los 38 que llegó a acumular hasta el 73-58 a favor de los suyos. Eso sí, siete puntos en la prórroga llevaron su firma.
Iverson estaba eufórico tras su exhibición. "Uno se pone cinco abajo en la Final contra los Lakers y todo el mundo saca sus escobas", dijo en referencia al barrido que los pronósticos vaticinaban a favor de los amarillos. "Eso nos impulsa”, añadió.
El ‘sweep’ era la predicción de casi todo el mundo. Allen se lamentaba por aquellos que habían perdido su dinero. "Cualquiera ha apostado por eso, hay mucha gente rota ahí fuera: personas con los sentimientos rotos. Estoy contento de que nadie haya apostado su vida en ello, porque sin duda estaría muerto ahora mismo”.
Pese a todo lo apuntado aquella noche californiana, los Sixers sucumbieron (4-1) a la mejor versión de O’Neal (28 puntos, 20 rebotes, 9 asistencias y 8 tapones en el segundo choque) por mucho que Mutombo se dejara la piel en intentar parar lo imparable o que Iverson pusiera todo el empeño en tratar de evitar una derrota anunciada por superioridad del rival. De hecho, logró 23, 35, 35 y 37 puntos en los cuatro encuentros posteriores hasta promediar 32’9 (más 6’1 asistencias y 4’9 rebotes) durante los 22 partidos de postemporada.
El reconocimiento de Brown
La magnífica sintonía que reinó aquella temporada en los Sixers posibilitó que el mismo Brown confesara su fascinación por el renacido Iverson. ''Admiro el carácter de este chico y he aprendido mucho de él, y mi respeto y admiración ha crecido cada día más'', aseguraba antes de las Finales ante los Lakers.
''No sé si siempre podría haber afirmado tal cosa. El sentimiento más grande que tengo es la forma en que la gente no sólo confía en él, sino que acude en masa al pabellón para verle. Es increíble. Me encanta. Él no se queja. Asume la responsabilidad ahora, y muestra sus sentimientos, lo que es una gran noticia”, sostenía Brown.
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Brown en 2002: “Cuando le oigo hablar parezco escuchar a un niño pidiendo ayuda. Es un jugador cuyos sentimientos, eso es evidente, están dañados”. Un año después emigró a Detroit
La satisfacción del técnico parecía no tener límites. “Los medios de comunicación saben cómo ha sido este matrimonio. No podría haber mejor guión para comprobar su crecimiento como persona. Olvídate de la pelota. Todos sabíamos que tenía mucho talento. No es más que su desarrollo como ser humano y compañero. Está enviando un mensaje positivo a los entrenadores por la forma en la que él mismo se ha moldeado y crecido como persona. Es simplemente sorprendente'', concluía el otrora antagonista de Iverson.
Con la resaca a cuestas
Sabedores de que el curso 2000/2001 no encontraría parangón en el futuro más cercano, los Sixers se dispusieron a afrontar una campaña más como favoritos en el Este. Iverson (lo prometido es deuda) firmó 31’4 puntos por noche, volviendo a lograr el título de máximo anotador de la Liga.
Pero un pobre 43-39 les relegó al cuarto puesto de la Atlantic Division. Los Celtics de Pierce y Walker les apearon a las primeras de cambio en la postemporada (3-2).
Fue esta la temporada (2001-2002), en la que Iverson hizo célebre la manga protectora en su brazo que usaba para recuperarse de una bursitis en el codo producida en el séptimo encuentro de la semifinal del Este ante los Raptors.
Otros jugadores con posterioridad, incluyendo a Carmelo Anthony y Kobe Bryant, han adoptado por esta moda. En realidad, Iverson continuó llevando la manga mucho tiempo después de que su codo se hubiera curado. Respecto a esta opción, hay opiniones para todos los gustos: algunos creen que la manga mejoró la capacidad de tiro de Allen. Otros, como Steven Kotler del ‘Psychology Today’ sugirió que esa manga podría actuar como un placebo para prevenir futuras lesiones.


El castillo se desmorona
Ese mismo 2002, el complicado binomio Iverson-Brown sufrió otro revés más. Justo antes del inicio del 'training camp', en septiembre, el entrenador de los Sixers volvió a prender la llama de la discordia, apagada desde que el base arremetiese contra él en los pasados playoffs. “Se supone que soy el jugador franquicia”, había manifestado Allen “y estamos aquí sentados, hablando de entrenamientos, entrenamientos, entrenamientos…”.
Larry no estaba dispuesto a pasar ni una. “Cuando le oigo hablar parezco escuchar a un niño pidiendo ayuda. Es un jugador cuyos sentimientos, eso es evidente, están dañados”. Eso sí, intentaba relajar un poco el ambiente. “No ha venido a entrenar tantas veces como ha dicho que sí lo ha hecho. Estoy bromeando, claro”, se apresuraba a señalar.
Aunque el enfrentamiento era más que palpable. “No me tomo mi relación con él como algo personal, aunque Allen sí lo hace”, revelaba Brown. “Pero sé que quiere hacer lo correcto y confío en que pueda seguir viéndole mejorar sus prestaciones”, puntualizaba.
La realidad es que el ‘divorcio’ estaba servido en bandeja de plata. Philadelphia cayó en los playoffs de 2003 ante los Pistons (4-2), tras haber eliminado a los Hornets. El 48-34 como récord en la ‘regular season’ no fue malo pero sí un argumento nimio para Brown, que no aguantó más al lado de Iverson.
El técnico puso rumbo precisamente a Detroit, equipo al que haría campeón la temporada siguiente. Tanto él como Allen confirmaron públicamente que no había problema alguno entre ellos.
Volverían a verse las caras en el verano de 2004 con la medalla de oro olímpica como objetivo. Iverson co-capitaneaba a la plantilla estadounidense que dirigía Brown y que se tuvo que conformar con la medalla de bronce. Un año más tarde, el de Hampton no vaciló al calificar a su ex técnico como “el mejor entrenador del mundo, sin duda”


Nuevo vuelco respecto al futuro del alero de los nuggets

Carmelo estrecha el cerco: Knicks o Bulls

  • En las últimas 72 horas sus representantes se han puesto manos a la obra para acelerar su salida · Posible oferta de los Bulls: Deng, Gibson y una primera ronda del 'Draft' · La de los Knicks: Gallinari o Randolph, pero no los dos al mismo tiempo, además del último contrato de Eddy Curry y una elección del 'Draft' de 2014 ·


Chicago y New York. Dos de las principales urbes de Estados Unidos. El futuro de Carmelo para oscilar entre dos caminos. Ambas franquicias esperan su decisión.
Sus representantes ya trabajan en acelerar su salida de Denver. En las últimas 72 horas se han puesto manos a la obra. El objetivo es concretar la operación antes del inicio de los 'training camps' la próxima semana.
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Luol Deng vuelve a sonar como futurible en el posible traspaso que llevaría a Carmelo a Chicago
Ante semejante escenario, los Bulls aparecen como la primera opción de este reducida lista de futuribles, apenas unas horas después de que en Estados Unidos se les diera por descartados debido a su negativa a incluir a Joakim Noah en un hipotético traspaso.
La razón de la privilegiada (por ahora) situación de los de Illiniois, según ESPN.com, es que son capaces de ofrecer un paquete mucho más atractivo a los ojos de los Nuggets que el que puedan presentar los Knicks. Luol Deng, Taj Gibson y una primera ronda del 'Draft' puede ser su oferta.
En la Gran Manzana, en cambio, podrían poner sobre la mesa los nombres de Danilo Gallinari o Anthony Randolph, pero no los dos al mismo tiempo, además del último contrato de Eddy Curry y una elección del 'Draft' de 2014.
Así, las cosa, ESPN.com también afirmó el pasado domingo que a los equipos interesados en Carmelo ya se encuentra la puerta de Denver abierta: en Colorado están dispuestos a negociar.
Nets y Rockets también están al acecho. Houston incluso, según 'The New York Times', trataría de convencer a los Nuggets añadiendo a Kevin Martin en la negociación. Pero ESPN.con, por su parte, niega este extremo. Más salsa para el culebrón del verano (con permiso de Rudy).